Las estrategias de reducción de las infecciones urinarias de repetición con antibióticos han demostrado ser contraproducentes por seleccionar cepas multiresistentes y afectar a la microbiota (flora) del individuo. Es por ello que todas las intervenciones que no usen antibióticos han de ser potenciadas.
Investigaciones en animales e in vitro demostraron que los frutos rojos contenían una sustancia que inhibía la adherencia bacteriana a la mucosa urotelial. Estudios aislados demostraban ese beneficio en humanos, hasta que un gran estudio en 2008 lo confirmó. El problema es que en una actualización de este gran estudio en 2012 se concluyó que este beneficio era dudoso. Sus resultados decían que los frutos rojos no protegen, o protegen igual que no tomar nada. Por ello, las guías de práctica clínica no lo recomiendan como tratamiento (el caso de las Europeas) y las que lo mencionan como opción, lo hacen con un nivel de recomendación bajo (grado C).
O sea, dado que los médicos nos hemos de guiar por la evidencia científica, deberíamos usar las guías de práctica clínica para nuestras decisiones. En el caso de los tratamientos “preventivos” con arándanos rojos tenemos dos opciones:
O no debemos recomendarlos,
O hemos de informar adecuadamente al paciente de que el tratamiento que le vamos a mandar (coste anual medio de 360€) tiene dudosa utilidad demostrada.
Siempre surgirá el que lo recomiende basado en su amplia experiencia personal, pero ese nunca debe ser el criterio de un médico actualizado, pues nunca sabríamos qué hubiera pasado sin el tratamiento (quizás evitaría el mismo número de infecciones).
Ha de quedar claro que las infecciones urinarias aisladas, la primera infección… NO requieren cambios de estilo de vida, intervenciones sobre el hábito intestinal o tratamientos con frutos rojos. Aproximadamente el 50% de la población femenina tendrá una infección de orina en algún momento, y eso no significa que las tengamos que poner a dieta de frutos rojos o que tengan que cambiar su forma de hacer las cosas. Estos tratamientos se plantearían, con dudas, en las pacientes que tengan infecciones de repetición.
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